José Ángel Montañés

En momentos de crisis y tensión máxima solo el ojo experto del fotoperiodista puede seguir disparando su cámara sin apenas inmutarse. Es lo que le ocurrió al fotógrafo turco Burhan Ozbilici cuando el pasado mes de diciembre, por casualidad, estaba en Ankara una exposición fotográfica cercana a su casa que inauguraba el embajador ruso Andrey Karlov, con imágenes de su país. Durante el parlamento, un policía que se supone que le protegía, sacó un arma y al grito de “¡Nosotros morimos en Alepo, vosotros morías aquí!” disparó sobre el político ocho tiros dejándolo herido de muerte antes de ser abatido por las fuerzas de seguridad. Ozbilici, curtido en conflictos bélicos, no lo dudo un momento, y pese a que puso en juego su vida, siguió disparando su cámara y captó toda la secuencia y el terror de los asistentes. Su fotografía en la que se ve al embajador en el suelo moribundo y el grito de odio de su asesino, fue lanzada por la agencia Associated Press y acabó publicada en la portada de muchos diarios del día siguiente, entre ellos The New York Timesy acabó obteniendo el premio absoluto de los prestigiosos premios World Press Photo (WPP).

Los hermanos nigerianos que lloran la separación de su madre muerta.
Los hermanos nigerianos que lloran la separación de su madre muerta. Santi Palacios

La imagen y cinco fotografías más que incluyen al embajador antes de ser acribillado, durante su parlamento, recibe al visitante en el CCCB que acoge la exposición más importante del mundo en el ámbito del fotoperiodismo en el que están todos los premiados. La presencia del fotógrafo turco fue casual, pero su experiencia le ayudó a no perder el pulso. Lo mismo que al español Santi Palacios, ganador del segundo premio en Temas de Actualidad por Abandonados, la fotografía en la que se ven a dos hermanos nigerianos de 11 y 10 años llorando recién rescatados en las costas libias. “No lloraban por el miedo al mar, como pensaba al principio, sino porque habían perdido a su madre, muerta en Libia y al rescatarlos sentían que se separaban de ella definitivamente”, explica Palacios junto a la imagen de la que asegura no sentirse especialmente orgullosa por la calidad. “Se trabaja en condiciones muy duras, con mucho salitre. He pedido varias cámaras”. Según el fotoperiodista se trata de una imagen que “gana calidad y no se olvida cuando se conoce la historia que hay detrás”. Palacios asegura que está buscando a los hermanos para saber qué ha pasado con ellos. “En el fondo son dos supervivientes”, remacha.

Palacios es uno de los cuatro ganadores españoles en la edición de los premios de este año. Los otros son Francis Pérez, primer premio en Naturaleza, con su fotografía de la tortuga atrapada en una red. “Nos costó un gran esfuerzo salvarla”; Jaime Rojo, tercer premio de Naturaleza por la bella imagen que muestra a decenas de mariposas monarca casi muertas en Michocacán (México), por una tormenta de nieve ocasionada por el cambio climático. “Todos buscamos una carga estética, que se pierde cuando se ve lo que hay detrás”, y Carla Tramullas, primer premio de Narrativa Inmersiva con su obra Introspección, en la que aborda temas como la transexualidad y los cíborgs y en la que permite interactuar y opinar al espectador.

Como cada año esta impactante exposición, cargada de imágenes que hieren, permiten recorrer y visualizar en 143 fotografías el año anterior. Predominan las escenas protagonizadas por migrantes y conflictos generan muerte y destrucción. Unas son más explícitas que otras. Cruda es la instantánea de Jamal Taraqai, primer premio Fotografías Individuales realizada instantes después de que un ataque suicida en el hospital de Quetta, en Pakistán, en agosto de 2016, matara a 70 personas e hiriera a otros cien. 60 de los fallecidos eran abogados que con traje y corbata habían ido a despedir al presidente del Colegio de Abogados asesinado por la mañana.

Barcelona ha adelantado el tradicional calendario de finales de año y ha programado el WPP a la primavera, siendo una de las primeras ciudades del mundo que muestra las imágenes galardonadas. De hecho, se trata de una de las muestras que más visitantes recibe cada año el CCCB y sigue aumentando, ya que en la última edición la visitaron un 15% más, explicó Silvia Omedes de Fundación Photographic Social Vision, responsable de traer a Barcelona la muestra. A la edición de este año se presentaron 80.408 imágenes realizadas por más de 5.000 fotógrafos (222 españoles) de 125 países, de las que se han seleccionado las ganadoras, el 90% de las cuales no se han publicado en medios nacionales. Según destacó Omedes, solo el 15% de los fotoperiodistas son mujeres, por lo que “la visión del mundo es, en un 85% masculina”. La exposición estará abierta hasta el 5 de junio.


Barcelona, capital del fotoperiodismo

La exposición del CCCB no será la única que mostrará en mayo el trabajo del fotoperiodismo en la ciudad. En el CCCB y en Foto Colectania sigue la exposición sobre el fenómeno del fotolibro; en el Palau Robert puede verse la muestra Disorder del Premio Global de Fotografía y Sostenibilidad Prix Pictet y en la ciudad se fallará el POY Latam 2017, el concurso más importante de Iberoamérica

Ayer abrió sus puertas la 20ª edición de FotoPres La Caixa en la que puede verse el trabajo de 10 fotógrafos reconocidos por este certamen, que abordan temas como el problema medioambiental (Arturo R. Castillo y David Rodríguez), la familia (Federico Clavarino); el incierto futuro juvenil (Dani Pujalte & Rita Puig-Serra); las madres solteras (Nacho Caravia); Corea (Alejandro S. Garrido); el urbanismo de La Mancha (Carlos García); la arquitectura efímera (Nicolás Combarro); el aborto en El Salvador (Laia Abril); la esclavitud y la negritud en la España del siglo XV y su perduración en la actualidad en una localidad extremeña (Rubén H. Bermúdez) y la burbuja en la que viven familias acomodadas de Beirut para aislarse de los problemas del mundo (Anna Bosch Miralpeix).